Y perdió la cabeza
- Isabel Sagala
- 28 abr 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 18 may 2022
La magia se aproxima en la noche azul,
mientras pierde el músico su apto estrangul
y le ruega a la noche poder encontrarlo.
Tanta es su insistencia que se vuelve rabia
y le huye la noche; y con ella la magia.
Dejando al pobre sin más opción que buscarlo.
Cuando furibundo pateaba una roca,
un extraño aire se colaba en su boca.
Sus pensamientos vibraban y quería gritar.
Inútil era; pues no hay acción sin palabras.
El problema lo deslumbra entre las penumbras
y el azul profundo no lo quiere ayudar.
Gritaba con fuerza al sentirse asfixiado,
el tiempo se le acaba; ya se ve morado.
Pensó en su vida y en cómo lo estafó:
"¡Si yo pudiera robar la vida de alguien más...".
Fue pronto interrumpido: "¡Perdón jamás tendrás!"
Eso no le importó y a la voz desafió.
Sabía que la magia pierde ante la razón:
"¡No lo merecía!", pensó con determinación.
El bosque airoso y oscuro no respondió.
"¡Merezco irme, respirar y música tocar!";
él no sabía cuánto más podría aguantar.
Aquello que lo rodeaba se apareció.
—La voz en tu cabeza, es el que fuiste —dijo.
—Soy todos los tú que fuiste alguna vez— dijo.
La persona distorsionada tenía su voz
y supo que al matarlo... moriría también
¡La magia lo había tomado como rehén!
Tuvo una idea y se acercó feroz.
Recordó a su madre y a su buen consejo.
Su rudo mirar dejó a su doble perplejo.
"Si no puedes ganar, elige perder", recordó,
Nació bajo el frío calculo universal,
calentarse requería un fuego colosal.
Se arrojó al destino que él mismo bordó.
Dividido, sin aire; no podía más hacer.
Morir, cantar y bailar en la hoguera del ser.
Rompió su instrumento y un gran trozo tomó,
sin pensarlo un poco a su mitad atacó
y un hondo corte todo su cuello abarcó.
Sólo de esa cruel forma a su ira calmó.
En un charco de sangre yacían muertos los dos,
el pobre músico que desconocía a Dios
con el metálico estrangul en su garganta.
Nunca lo perdió, sin darse cuenta se lo tragó,
aprovechó la noche y una broma jugó.
He aquí una lección: la noche no es santa.

Comments